En momentos en que más se necesita la mayor unidad de acción para derrotar el ajuste de Macri, la ausencia de un polo que articule las crecientes luchas en curso y ponga en pie un paro nacional se ha transformado en el principal ariete que le da aire al gobierno. Los dirigentes cegetistas se unen, pero para apuntalar al gobierno. Y las medidas nacionales, como la Marcha Federal son un paso muy importante pero insuficiente todavía. Justamente cuando las centrales opositoras deberían estar unidas en esa tarea, y la CTA A jugando el rol dinámico que supo desempeñar en los paros nacionales de los últimos años, su crisis ha evolucionado hacia una virtual ruptura. Y esto es así porque no se ha avanzado en medidas concretas para superarla.
En Alternativa Socialista Nº 664, desde nuestra corriente hicimos una propuesta principista y democrática ante la crisis de la CTA Autónoma, la misma que venimos debatiendo y proponiendo al interior de la central y desde nuestras agrupaciones docentes, estatales, de salud y del sector privado en todo el país. Reclamamos un congreso que democratice los estatutos y elecciones anticipadas. El sentimiento de unidad es claro en la base de la central y entre los activistas, preocupados por la el clima de división que es lamentable a la hora de la lucha. En las últimas semanas, comenzaron a pronunciarse sectores confluyendo con las principales propuestas que hemos puesto a debate.
Es así que la FeSProSa desde su ejecutiva nacional y luego por resolución unánime de su último congreso, de la misma manera que luego lo hizo la Federación Nacional Docente (resolución de congreso), han tomado posiciones coincidentes. También una parte de la mesa nacional de la CTA comparte propuestas en el mismo sentido.
Dicha propuestas coinciden en lo esencial: la convocatoria a un congreso nacional que ponga el centro en el rearme político y un plan de acción, pero sobre todo que reforme los estatutos incorporando -entre otros puntos- la representación proporcional de todas las corrientes de opinión y un eventual adelantamiento de las elecciones con el nuevo estatuto. Es la única salida para salvar la unidad.
La base tiene que participar y decidir, no delegar en los dirigentes que no han planteado una salida concreta para la crisis. Llamamos a profundizar este debate y a llevarlo a los sindicatos y agrupaciones que aún no se han pronunciado. Y a los dirigentes, a poner la voluntad política para avanzar en esta salida y salvar la unidad.
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Plata a la burocracia y carnet de pobre a la gente. El plan insalubre de Macri
El rimbombante anuncio de la “cobertura universal de salud” de Macri es en realidad una gigantesca estafa a la población. Y parte de la “bala de plata” con la que adornó a la burocracia para mantener la gobernabilidad.
La necesidad de amainar la conflictividad creciente, llevó al presidente a utilizar, al decir de La Nación, una “bala de plata”. Literalmente se trata de plata para la burocracia sindical, a cambio de una preciada contraprestación: la paz social. “Con esta jugada, Macri ratificó la tregua que habían sellado los ministros Jorge Triaca (Trabajo) y Jorge Lemus (Salud) con la cúpula de la CGT, hace ya casi un mes.” (La Nación. 3/8/16).
Cobertura… al bolsillo cegetista
Siguiendo la lógica capitalista, la plata salió del bolsillo de los trabajadores. Macri ideó un perverso mecanismo de reparto de los $ 27.000 millones, el monto que alcanzó la histórica deuda que reclaman desde hace diez años los sindicalistas. El llamado Fondo de Redistribución Solidaria, se lo quedaba por completo el gobierno anterior, para chantajear y especular. Pero esa plata no era ni del estado ni de los dirigentes vendidos. Es plata de los trabajadores retenida de los aportes realizados a las obras sociales. Macri se la va entregando en cuotas a los sindicalistas al tiempo que se hace de un colchón de divisas para su caja política.
Un kilo de pan por mes
La parte menor, unos $ 8.000 millones, es la que va a “invertir” en el sector público de salud. Justamente cuando se necesita un shock de inversión en salud. Para sacar del colapso a un sistema de salud, que está desfinanciado, fragmentado y desjerarquizado por completo, con presupuestos históricamente de miseria, enviados por todos los gobiernos y votados casi por unanimidad en todas las legislaturas del país.
El PBI de nuestro país es aproximadamente de 545.000 millones de dólares. La inversión estatal es salud consolidada (la suma de los presupuestos nacionales, provinciales y municipales) sigue estancada en el 2,7% del PBI. Unos 14.715 millones de dólares. Un aporte o refuerzo de $ 8.000 millones, es decir 533 millones de dólares, significa un aumento del 3% del gasto estatal consolidado. En términos de aumento en relación al PBI apenas un 0,1%. Cuando desde la FeSProSa (Federación Sindical de Profesionales de la Salud) se viene reclamando un presupuesto de emergencia que incremente esas cifras a no menos del 4% del PBI. Si dividimos los $ 8.000 millones por los no menos de 17 millones de habitantes sin cobertura de ningún tipo resulta que la famosa cobertura macrista equivale a $ 39 por persona. Es decir, un kilo de pan por mes. Indudablemente una estafa a la buena fe de la gente que necesitan urgentemente que los hospitales y centros de salud salgan de la crisis.
La letra chica: un paso hacia el arancelamiento
Detrás del soborno a los cegetistas y del verso de la inversión en salud, se esconde una maniobra pérfida: establecer que quienes “se atienden en los hospitales públicos tendrán una credencial…” No es otra cosa que el carnet de pobre, recomendado en los años 90 por el Banco Mundial como requisito para poder ser atendido en los hospitales. Es decir, quien no certifique su condición de pobre de toda pobreza no se podrá atender. Si tiene obra social, que siga engordando las arcas de los burócratas sindicales o de las patronales de la medicina. O tendrá que pagar directa o indirectamente un arancel. Como se ve, de universal no tiene nada. No sólo se intenta estigmatizar a los más necesitados. Se trata de montar un mecanismo hacia la llamada “autogestón”, impulsada desde el Banco Mundial para que el Estado cada vez invierta menos en salud y se generen mecanismos de financiamiento alternativos, como recobro a las obras sociales, pagos de bonos, aranceles y otros mecanismos que apuntan a que se privatice paulatinamente por diversos mecanismos el sistema. En lugar de una cobertura “universal”, se propende a un seguro de pobres que banque con poca plata un sistema público marginal.
La salud es un derecho
El seguro de pobres y los intentos de privatización abierta o encubierta fueron cambiando de nombre. En los 90 fue la Ley de autogestión y otras normas depredadoras. Con la lucha impedimos que se implementen. Luego vinieron el plan Nacer y el Sumar del anterior gobierno. Todos fracasaron al quedar expuesta su esencia de un mero plan focal de poca monta. No lograron ni el seguro ni la privatización, pero fueron desfinanciando el sistema. Hoy el macrismo vuelve a la carga. No podía ser de otra manera ya que es una pieza clave en su rompecabezas neoliberal. Hay que rechazar el plan de Macri y sus burócratas aplaudidores. Hay que democratizar las obras sociales para que la plata vuelva a los trabajadores. Y avanzar en incorporarlas a un sistema único de salud, verdaderamente universal, gratuito y financiado por el Estado desde rentas generales. Desde ya, la plata para su financiamiento deberá provenir de la que hoy se destina a la deuda externa y de una reforma tributaria donde los ricos y las corporaciones aporten para la salud de todo el pueblo.
Chau Aranguren, chau privatizadas. Seguirla hasta derrotar el tarifazo
El multitudinario cacerolazo del 14J fue un punto de inflexión en la pelea que viene frenando el aumento de tarifas. Hay que ganar las calles el 4 y seguirla hasta que se vaya Aranguren, derrotar el tarifazo y todo el ajuste de Macri.
Los cacerolazos y ruidazos del jueves 14 se transformaron en la primera acción masiva y popular de carácter nacional contra el gobierno de Macri. Por más que pretendieron minimizarla desde los despachos oficiales, hasta la prensa más adicta se rindió ante la realidad y reflejó que fueron miles y miles los que ganaron las calles en los principales centros urbanos del país. El fantasma del 2001 volvió a sobrevolar de la mano de la bronca contra el tarifazo serial. Y fue un punto de inflexión que aceleró el prematuro desgaste del gobierno de Cambiemos a menos de ocho meses de gestión.
“Se acabó la joda”
Esa temeraria proclama de Macri tuvo un efecto búmeran. Porque se fortaleció el pueblo y fue el gobierno quien sufrió un duro golpe a varias bandas. Primero, porque tuvo que empezar a recular al poner el tramposo «tope» del 400% y luego se frenaron fácticamente los pretendidos aumentos, quedando planteada la posibilidad de hacerlo retroceder más aún.
En segundo lugar porque se trata de uno de los principales arietes de su plan de ajuste, junto a los despidos y al salario que no logró reducir a los niveles pretendidos también por la lucha de los trabajadores. No fue una improvisación la intención de Macri y Aranguren de multiplicar la tarifa aun con un frío mayor que en años anteriores. Pero las boletas con incrementos de 10 a 20 veces respecto de la anterior no pasaron y fueron como nafta sobre el fuego.
En tercer lugar, el golpe es político. Implica la ruptura de sectores de su base electoral que lo apoyaron críticamente o tuvieron expectativas en algún cambio y desilusionados por una acumulación de señales negativas. Los cacerolazos canalizaron también el descontento por la inflación, el ajuste, la entrega, el rey y Rico en el 9 de Julio, Panamá Papers y otras cuestiones que van desnudando su verdadero rostro de agente directo de las corporaciones.
Aunque el gobierno pretenda volver a los cánones noventistas, el pueblo vibra en otra frecuencia. Sin expectativas en la «sabia mano» del capital privado ni derrotas como en los albores de esa década infame. Con un capital acumulado desde el Argentinazo del 2001 al que el pueblo echa mano a la hora de defender conquistas como las tarifas más baratas.
Se abren nuevas grietas en el régimen político. Por eso sectores de la justicia, frente a tamaña bronca, han dado lugar a los amparos y la oposición de Massa y el PJ que lo sostuvo y avaló, también se ve obligada a tomar alguna distancia.
Todos los medios reflejaron que, junto a amplios sectores que se movilizaron espontáneamente, hubo una fuerte presencia de la izquierda con sus banderas y sectores kirchneristas en unidad sin sus principales dirigentes ni pancartas. El ánimo de la gente coincidía con el rechazo a lo viejo.
Se puede derrotar el tarifazo
El gobierno, se reunió con Lorenzetti e inició un operativo para ganar los favores de la Corte, incluyendo nuevas prebendas. Quiere que se pronuncie y ponga coto a esta pesadilla desestabilizadora para su estrategia ajustadora. Se habilitó la feria y hay presiones fuertes desde arriba por una definición favorable a los que quieren que la crisis la paguen los de abajo. Pero la pulseada es con el pueblo y su bronca. Hay energía para derrotarlo. Se puede si se sigue la lucha y se organiza. Están, surgiendo multisectoriales alrededor de diversos barrios y varias provincias para organizar nuevas medidas. Se han vuelto a poblar varias de las mismas esquinas de las asambleas del 2001. Esta semana incluso se dio un paso con la red de multisectoriales reunida en Luján, en una incipiente coordinación que acordó acciones preparatorias para el 28 y participación masiva en la audiencia pública por las tarifas eléctricas en Mar del Plata, donde se va a realizar una movilización multisectorial. Y subir la apuesta con un nuevo cacerolazo nacional para el jueves 4.
No hay que pagar estas facturas. Reclamar por retrotraer todo y audiencias públicas vinculantes. Profundizar la resistencia en todo el país y con la mayor unidad posible hasta lograr que se vaya Aranguren y la anulación definitiva de los tarifazos. El gobierno está débil y podemos hacerlo retroceder. Denunciando también los aumentos del transporte como el amparo realizado por Bodart sobre el subte que dio sus frutos. Y el ajuste en general, reclamando un paro nacional y un plan de lucha. Pero por sobre todo, dando pasos desde abajo que desarrollen más la organización y movilización. Para anular el tarifazo y para avanzar en la única salida de fondo para lograr servicios públicos eficientes y accesibles: reestatizar esas empresas con control social.
¿Para qué se une la CGT?
Cuando más se necesita un paro nacional, la CGT anuncia su unidad, No para organizar la pelea, sino para sostener sus privilegios y el proyecto del gobierno.
El gobierno de Macri, que está en su peor momento, quiere apuntar una a su favor: haber generado condiciones para la unidad de la vieja CGT. Una de las premisas hacia el objetivo de «normalizar» el país con un perfil acorde a la crisis capitalista. Los viejos jerarcas saben que para mantener sus privilegios deben cumplir con su contraprestación a las patronales y el gobierno: encauzar los reclamos hacia la paz social. Aunque es improbable que logren controlar a un movimiento obrero que se rebela, impiden que las luchas se unan y desarrollen para poder derrotar al ajuste. Ellos y el gobierno se necesitan unos a otros. Mauricio, pactó con ellos realizar la inversión correspondiente. Se trata de 30.000 millones de pesos de las obras sociales, que el oficialismo acordó al finalizar el primer trimestre, devolverlos en cuotas de 2.700 pesos. Y, por supuesto, blindarles el modelo sindical del unicato verticalista, para que sigan controlando los aparatos. Aunque por abajo, crezca el cuestiona-miento a sus privilegios e inacción.
Crecen la bronca y las luchas
No los une el amor, porque reflejan los intereses de diferentes sectores patronales, que pujan por sus propias necesidades. Los une el espanto a la base que demanda democracia sindical y a la renovación combativa que crece desde abajo. Están ensayando un consenso a través de un triunvirato. Como las cuotas prometidas por Macri vienen retrasadas y además la situación general empuja al conflicto, han ensayado algunos reclamos. No hablan de medidas de fuerza. Se limitan a alguna amenaza verbal pese a que es notoria la necesidad de enfrentar el ajuste con herramientas de lucha unificadas. También es claro que la inacción es uno de los principales puntos de sustento del gobierno debilitado por los reclamos.
Paro Nacional y plan de lucha para derrotar el ajuste
Se viene el segundo semestre con la perversa combinación de inflación y un salto en la recesión. Se impone reabrir paritarias, aumentar e indexar salarios, jubilaciones y planes sociales, profundizar la gesta contra los tarifazos y dar pasos hacia derrotar el ajuste. Para ello se necesita una gran lucha nacional que una los conflictos hacia un paro nacional que tenga continuidad con un plan de lucha. Mientras la CGT arma su triunvirato de espaldas a la clase, hay señales insuficientes y divididas por el lado de las centrales y sectores opositoras. El 9 sectores sindicales de izquierda marcharemos a Plaza de Mayo dando un paso positivo. Desde la CTA de los Trabajadores anuncian una Marcha Federal que ahora sería postergada para el mes de setiembre. ATE anunció un paro del gremio para el 11 y Micheli reclama el paro nacional conjunto con la otra CTA. Se necesita concretar y unificar con urgencia estas medidas en un paro nacional, fortalecer y organizar de manera conjunta esa marcha federal, abierta a la participación de las centrales y todos los sectores sindicales combativos. Sumar esfuerzos y un fuerte polo para exigir y golpear también sobre la CGT.
Desde la Corriente Sindical del MST, al tiempo que participaremos de las acciones planteadas, lo haremos levantando un programa obrero de salida a la crisis para que la paguen las corporaciones y seguiremos impulsando la más amplia unidad de acción contra Macri y su ajuste a la par que pelearemos desde abajo por apoyar a los sectores combativos que surgen, en el camino de la nueva dirección democrática que hace falta.
Monjas, dólares e indignación. El escándalo de López
El repudio gana las calles al ver al ex secretario de Obras Públicas, mano derecha de De Vido, escondiendo un millonario botín en un monasterio. Otro capítulo de la ruta del dinero K y otra cara de la moneda, porque la corrupción reina también entre los funcionarios y socios del gobierno macrista. Hay que atacarla con medidas de fondo.
Esta vez fue José López, el número dos del ex ministro De Vido, arrestado con 8,5 millones de dólares en bolsas y otros objetos de valor. A López lo encontró la policía tras el llamado de un vecino al 911, después de haberlo visto tirar bolsos por sobre el muro del monasterio de General Rodríguez.
Más allá de los ribetes bizarros, sorprende el efecto dominó con que se destapan las ollas de la corrupción del gobierno anterior. Desde el caso Ciccone-Boudou y las coimas de Jaime hasta los negociados de Lázaro Báez y Cristóbal López, incluida la imputación a Cristina por los dichos de Fariña, en todos los casos hay usufructo de bienes del Estado entre funcionarios y empresarios amigos.
La indignación por el caso de López la aprovecha el gobierno de Macri, con ayuda de su prensa adicta, para barnizar el feroz ajuste en curso y también la corrupción propia. Es que unos con perfil grotesco, otros con guante blanco y al amparo de la “legalidad” de ser gobierno hoy, son dos caras de la misma moneda: el saqueo y la corrupción del modelo capitalista. ¿Y las offshore de Macri en Panamá?, ¿Y las cuentas millonarias de Melconian en el exterior? ¿Y el blanqueo para los empresarios amigos?
Aranguren, el ministro más criticado por el tarifazo serial, es accionista de Shell y pretende ser el centinela de las privatizadas que curran en el negocio de la energía. Ostentan sus riquezas mientras el pueblo es saqueado por las mismas corporaciones que ellos integran.
Para terminar con la corrupción
La corrupción es inherente al sistema. Implica connivencia entre las corporaciones y todo el aparato del Estado, incluida la policía y la justicia. Para erradicarla hacen falta cambios institucionales y económicos de fondo.
Pero esta justicia no puede actuar con imparcialidad y por eso proponemos una CONADEP de la corrupción que investigue todo. Entre otras medidas, hay que terminar con todos los privilegios políticos: que ganen como una directora de escuela y sus cargos sean revocables. Y si son condenados, embargar sus bienes y que devuelvan lo robado.
También hay que democratizar la justicia, elegir los jueces y fiscales por voto popular, con mandatos revocables y limitados e implementar los juicios por jurados con vecinos sorteados del padrón.
Junto a disponer mecanismos de control social de los presupuestos públicos, son los primeros pasos para terminar con la lacra de la corrupción, sea del palo que sea
Ante la crisis de la CTA Autónoma: llamamos a la unidad y cambio de rumbo
La crisis en la CTA-A se ha agravado y amenaza con culminar en una nueva fractura. En tiempos en que se requiere la mayor articulación de fuerzas para derrotar el ajuste de Macri, sería un retroceso y una irresponsabilidad. Proponemos una política para salvar la unidad sobre bases democráticas y un cambio urgente de orientación.
Esta crisis es distinta a la que en 2010 generó la división de la CTA. Aquella tuvo un origen más político. Un sector de la central se había alineado con el gobierno K, que pugnaba por armar su pata sindical. Otro sector llamó a defender la autonomía y a enfrentar al gobierno: así se conformó la lista 1, una unidad de acción entre la agrupación Germán Abdala (Víctor De Gennaro y Pablo Micheli), nuestra corriente sindical del MST y la CCC.
Lamentablemente, hoy la disputa no gira en torno a un debate político y menos aún en un marco que garantice la discusión. Hay una división de la Abdala en dos sectores que pugnan por el control del aparato de la central. Con irresponsabilidad, el sector que lidera la dirección de ATE lanza acusaciones públicas hacia el sector referenciado en el secretario general Micheli. Esto agrava la parálisis que ya traía la Central y abre una dinámica de ruptura.
Las causas de esta nueva crisis
La confluencia lograda en la lista 1 para conducir la central fue útil para enfrentar al anterior gobierno. Las iniciativas de movilización, la crítica al doble discurso K, la correcta unidad de acción con la CGT que llevó a los principales paros nacionales en ese período, y la construcción de la multisectorial con su programa de 33 puntos, fueron pasos que, no sin debate, permitieron que la Central logre una buena ubicación en el escenario sindical.
Pero al no superarse muchos problemas estructurales y por mantener prácticas burocráticas, la central se estancó. La impotencia para fomentar una alternativa político-electoral de los trabajadores, la crisis de ATE, el cambio de gobierno con su duro ajuste y la creciente conflictividad que interpela a todas las direcciones sindicales, aceleraron la crisis que hoy pega un salto.
El trasfondo son los problemas que ya estaban presentes en 2010, que siempre señalamos necesario corregir y que hacen al modelo sindical y la estrategia de construcción. Pero nunca se abordaron ni corrigieron. Nuestra corriente los planteó en cada congreso y evento, en publicaciones y en los debates que dimos en la Mesa Nacional y demás instancias en todo el país. No se logró que la central empalme con los profundos cambios que hay en el movimiento obrero, con el activismo joven que surge en las luchas, simpatiza con la izquierda y busca un polo de agrupamiento democrático que lo incluya. No se puede seguir con un estatuto caduco, sin proporcionalidad, revocatoria ni democracia de base, es decir, sin democratizar todo el funcionamiento de sindicatos como ATE y de la propia central.
La crisis de ATE fue un detonante de la actual dinámica rupturista. Los problemas de arrastre del viejo modelo sindical burocrático llevaron a no incorporar en la dirección a las diversas corrientes que representan a diferentes franjas de trabajadores, a que se produjeran rupturas y a que esa crisis se traslade a la central.
El cambio de gobierno agravó la crisis. No se pudo debatir el nuevo escenario y definir un análisis y una política claros en un documento común para enfrentar el plan de ajuste macrista. La multiplicación de los conflictos no ha encontrado a la CTA a la altura de las circunstancias por la división de la Mesa Nacional en estos cinco meses de gobierno. Eso impidió una respuesta unificada para rodear de solidaridad las luchas y una orientación de unidad de acción.
Una propuesta para salvar la unidad
Hay que terminar con este internismo caníbal. Clarificar los debates políticos y abrir instancias más democráticas para resolver un cambio urgente de rumbo. Es nuestro planteo para salvar la unidad. Se necesita consensuar una convocatoria a un congreso nacional abierto a la participación de todos los sectores, que debata y resuelva colectivamente una salida a esta grave crisis.
- Que garantice la discusión política con documentos y ponencias de todos los sectores.
- Que profundice el debate sobre la unidad de acción y la política de alianzas de la central.
- Que encare una profunda reforma de los estatutos de la CTA para incorporar la proporcionalidad a fin de integrar a todas las corrientes en base a su representatividad según las elecciones, instancias de conducción y decisión más colectivas, revocabilidad de mandatos y manejo transparente de las finanzas, entre otros puntos.
- Que abra el debate hacia una nueva orientación que apoye todas las luchas más allá de quién las encabece, que se ponga al servicio de los nuevos dirigentes de base que surgen en los gremios, que impulse listas de oposición combativas, que esté al servicio de la unidad con otros sectores, hacia la central democrática y combativa que necesitamos los trabajadores.
Ajuste y conflictividad. La burocracia cómplice, bajo presión
Crecen los conflictos frente al ajuste. Una verdadera olla a presión que complica los planes de la burocracia. Hay que reclamar un paro nacional de todas las centrales, mientras lo vamos preparando desde abajo.
El ajuste macrista es serial por la necesidad de las corporaciones de descargar la crisis sobre los trabajadores. Las inéditas oleadas de despidos estatales, responden a la decisión de «achicar el gasto fiscal». Y en el sector privado despiden porque las patronales requieren «bajar el costo laboral» para mantener sus ganancias. Topes salariales y tarifazo, responden a la misma lógica: que los de abajo les paguemos la fiesta. Hay más de 110.000 despidos contabilizados, la amenaza de la UIA de sumar 200.000 más y la desaparición de 50.000 puestos en la construcción.
Los estatales luchan por lugar con tomas, marchas y paros en más de 10 provincias. Hay resistencia en los privados contra la «reprogramación productiva». Pero para derrotar este ajuste y torcerle el brazo a Macri, hace falta una lucha nacional que tenga continuidad. Macri tiene un sostén político en el PJ y Massa. Pero la burocracia sindical juega el más pérfido papel. La bronca es creciente, la disposición a la pelea también, pero la unidad no llega por responsabilidad de esos dirigentes.
Unidad para sostener el ajuste
Ya durante la campaña electoral repartieron favores entre Macri y Massa. Apoyando proyectos patronales a cambio de prebendas y garantías para sus privilegios. Apenas subió, Macri prometió devolverles parte del control de fondos de obras sociales que es plata que pertenece a los trabajadores. Eso sí, a cambio de contener los conflictos y dejar correr el ajuste. Por un lado, vertebran trabajosamente y rencillas mediantes, el objetivo estratégico de la CGT única. Un proyecto pactado para agosto, para construir una pata sindical sólida que permita a patronales y gobiernos soñar con un deseado «pacto social». Mientras tanto, se dispusieron a dar muestras de merecer las contraprestaciones de los de arriba. Pasaron más de tres meses, decenas de miles de despidos, un millón y medio de nuevos pobres y…. no han lanzado ninguna medida de fuerza. Peor aún, sobran las perlas negras de su conducta gobiernera y propatronal. Tanto Barrionuevo como Piumato, elogiaron los despidos blandiendo el argumento de los «ñoquis». Pignanelli encabezó las asambleas «informativas» en la Volswagen, para legalizar centenares de suspensiones con recorte salarial, que debieron alivianar por presión de los trabajadores.
El colmo fue el burócrata Roberto Fernández, quien se sentó junto al ministro Dietrich en el acto en la Casa Rosada donde se anunció una suba del 100% en las tarifas de trenes y colectivos. «Roberto, te agradezco especialmente», le dijo Dietrich a Fernández que devolvió la atención: «No voy a ser hipócrita, hay que pagar tarifa para funcionar». A confesión de parte…
El piso se les mueve
La lucha y la bronca está obligando a este sector de la vieja dirigencia a tener que ensayar algunas críticas. Comenzaron a quejarse tibiamente por ganancias, una demanda justa pero muy parcial en el universo de los trabajadores, además que no reclaman la anulación del impuesto, sino otro ajuste en el mínimo. Después solicitaron que se dupliquen o eventualmente tripliquen las indemnizaciones, medidas que ya fracasaron y no impiden los despidos. Sobre fines de mes, se avinieron a reflotar proyectos de prohibición de despidos. Pero sin reclamar retroactividad ni penalización para las empresas que no cumplan. Ahora están llamando a una acción para el 29. Primero en un estadio, después se habló de una gran marcha, ahora parece que sería un acto en el monumento al trabajo, pero todo parece ceñido a algunos reclamos puntuales y una acción destinada más a descomprimir que a poner en marcha el plan de lucha que hace falta.
Fortalecer la Jornada del 19 de CTA y darle continuidad
El parazo estatal del 24/2 demostró que cuando hay unidad la pelea se amplifica. Sin embargo no hubo continuidad y la Jornada del 29 de la CTA Autónoma fue un paso adelante pero insuficiente. Se necesita una medida nacional que fortalezca las luchas en curso, las unifique y tenga continuidad con un plan de lucha. El 19 hay convocada una nueva Jornada Nacional de Lucha de la CTA/A. ATE ha resuelto parar en el país, CICOP y FeSProSa, Judiciales, serán de la partida y se planea confluir con la marcha de movimientos sociales convocada para ese día. Pero la medida todavía hay que prepararla desde los lugares de trabajo. Con reuniones de activistas, asambleas y plenarios abiertos. Votando el pliego que debe incluir un aumento general de salarios, jubilaciones y planes sociales, una verdadera ley de emergencia ocupacional que plantee la reincorporación de todos los despedidos, la prohibición de despidos y suspensiones, la apertura de los libros y el reparto de las horas de trabajo con la estatización con control de los trabajadores de toda empresa que cierre o no cumpla con esta ley, paritarias libres, anulación del impuesto al salario, el fin de la criminalización de la protesta, como parte de un programa de emergencia para que la crisis la paguen las corporaciones. Y ampliar la convocatoria a todas las demás centrales emplazando a sus dirigentes para que llamen a un paro nacional y un plan de lucha. La unidad en la acción es el camino para pararle la mano al ajuste de Macri, los gobernadores y las corporaciones.
PAMI recorta descuentos. Golpe a la salud de los jubilados
El 7 de abril fue el día mundial de la salud y, con el sarcasmo de los mercenarios del ajuste, el titular del PAMI, Carlos Regazzoni, anunció la decisión de reducir la cobertura de unos 160 medicamentos que sus afiliados recibían en forma gratuita. La medida, absolutamente inconsulta a los jubilados y trabajadores de la salud, pese a que cosechó críticas entre farmacéuticos y diversas entidades de salud, fue ratificada por las autoridades del PAMI. El recorte afecta a unos 160 medicamentos que ahora sólo mantendrán descuentos de entre el 50 y el 80%. Y, desnudando su verdadero carácter, surge del acuerdo con las cámaras empresarias de la industria farmacéutica, con quienes cerraron un contrato hasta fines de 2016 que incluye esta cláusula. Un verdadero ataque a la salud de los jubilados que, además de cobrar una miseria, ahora ni siquiera contarán con esa ventaja relativa de acceso al medicamento. Las corporaciones de la industria farmacéutica que han aumentado el precio de los medicamentos, objetan el patentamiento de la escasa producción de laboratorios públicos, ahora reciben otro premio. Hay que anular esta medida y avanzar en salvaguarda de la salud de los abuelos, declarando a los medicamentos de utilidad pública para disponer por ley su acceso gratuito a todos los jubilados, como un primer paso hacia una reforma sanitaria global.
Después de la Jornada del 29 – Unidad contra Macri y su ajuste
En vísperas de otra oleada de despidos, nuevos tarifazos y puja salarial se multiplican los conflictos. Se necesita ampliar la unidad hacia un plan de lucha nacional.
El ministro Prat Gay, provocador serial de los trabajadores, volvió a abrir la boca: «Recién estamos acomodando la basura». Una unívoca señal de que el ajuste recién empieza. Esa es la verdadera lectura del «gradualismo». El 31 de marzo vencen miles de contratos que pueden transformarse en telegramas de despido. Ya van más de 100.000 cesantías en el Estado y en el sector privado. Casi sin respiro, cuando se empieza a sentir el tarifazo de la luz, se anuncian nuevas subas en el gas y el transporte. Y tanto Macri como las patronales siguen pulseando por encorsetar las paritarias con aumentos a la baja. Ello aumenta la bronca y la disposición a la lucha con diversidad de conflictos. Diez provincias con paros en la salud, ocho con los docentes en lucha, Tierra del Fuego incendiada (valga la redundancia) y otros provincialazos que se incuban, paritarias trabadas y paros de 48 horas de los estatales bonaerenses, acampe de los bancarios y se viene un paro de la CTERA. Sobran ingredientes para un paro nacional. Pero las peleas siguen dispersas por lugar y gremio. De esa forma podremos lograr triunfos parciales, pero no vamos a derrotar el ajuste. Para ello necesitamos desarrollar la mayor unidad de acción.
Urge convocar a un paro nacional
La clave del parazo y la masiva marcha estatal del 24 fue la unidad lograda entre diversos sectores de estatales y entre los que pertenecen a ambas CTA. Pero se necesita un mayor arco, con el sector privado y los movimientos sociales. Las CGT hablan de unidad entre ellas, pero para tener una mejor interlocución con Macri y no para la lucha y se ciñen sólo al tema de Ganancias. Necesitamos la pelea por un programa de emergencia más integral. Que plantee un aumento general de salarios, jubilaciones y planes sociales actualizados trimestralmente, anular el impuesto al salario así como también el IVA y proceder al control popular de precios para combatir la inflación, anular los tarifazos, dejar de pagar la deuda y establecer una reforma tributaria progresiva para que paguen más los que más tienen, entre otras medidas. Necesitamos la mayor unidad en la diversidad, para lograr una gran movilización nacional, sin sectarismos. Unidad con muchos con los que a lo mejor ayer no nos encontramos, pero hoy nos tenemos que juntar para enfrentar este brutal ajuste. Hay que prepararla desde abajo, en asambleas, plenarios abiertos y reuniones de activistas. Y a la vez, sin depositar la menor confianza, reclamarle a los dirigentes cegetistas la necesidad de convocar junto a las CTA y los movimientos sociales a un paro y un plan de lucha nacional para derrotar el ajuste.
Por un paro nacional para frenar el ajuste
El paro estatal del 24/2 fue la primera respuesta unificada a los despidos y el techo salarial. Demostró el fracaso de la campaña macrista de lograr base social para justificar recortes en los planteles que dejó precarizados el gobierno K. Pero también condicionó la maniobra de utilizar a la paritaria docente como un techo salarial testigo para las negociaciones provinciales. Se lograron aumentos mayores o se incentivaron tremendas luchas como en Santiago o Tierra del Fuego. En Buenos Aires, Vidal al cerrar la paritaria estatal con la complicidad de los dirigentes de lapicera fácil, no hizo otra cosa que profundizar la lucha (ver pág. 12). Este 16 hay paro nacional de ATE, FeSProSa y CONADUH, luchas provinciales y jornada piquetera. Sin embargo, se requiere mayor coordinación por el salario y para parar la nueva oleada de despidos. Solamente en salud nacional hay 1330 despidos, desmantelaron programas enteros y ahora atacan al Hospital Posadas. En el sector privado también arrecian despidos y suspensiones. Más de 100.000 puestos de trabajo se han perdido y eso pone a la orden del día la necesidad de un paro nacional. La Jornada de CTA A del 29, puede ser el primer paso. Todavía hay que ratificarla y llevarla a la base, para que ese día se exprese con fuerza y, junto a la Multisectorial, haya paros y marchas en todo el país. La CTA Yasky después de sumarse el 24, habla de la necesidad de una jornada. Las CGTs con una mano hacen señales de protesta, con la otra sostienen el gobierno. Hablan de una marcha para abril por ganancias. Eso no alcanza. Se necesita preparar un paro nacional de todas las centrales y los movimientos sociales. Y por un plan de emergencia obrero y popular. Un plan de lucha no sólo para anular el indigno impuesto al sueldo, sino para reclamar un aumento general de salarios, jubilaciones y planes sociales actualizados según inflación, la reincorporación de los despedidos y la prohibición por ley de nuevos despidos, estatizando a la empresa que no cumpla. Estos deberán ser los primeros puntos de un plan alternativo que anule el tarifazo y combata la inflación descargando la crisis sobre las corporaciones y no sobre el pueblo trabajador.