22/2: A Plaza de Mayo con los trabajadores de AGR

El lunes 20 se realizó el 4º Plenario en apoyo a la lucha de los trabajadores de AGR-Clarín. Nuevamente organizaciones políticas, sindicales y sociales participaron del debate sobre las acciones a realizar. Entre ellos nuestra compañera Vilma Ripoll, en representación del MST y Guillermo Pacagnini por nuestra corriente sindical, junto a compañeros de la Bordó de Sanidad, Alternativa Docente y Alternativa Estatal.

No habiéndose concretado hasta el momento el compromiso de una reunión del Ministro Triaca con los trabajadores, surgió la convocatoria a movilizar nuevamente. Un plenario de los gráficos resolvió movilizar. Aunque no se logró que ese día haya paro en el gremio, la movilización es un paso importante en momentos en que el conflicto se prolonga. La marcha será mañana, miércoles 22, a las 14.30hs desde la Federación Gráfica Bonaerense ubicada en Paseo Colón 731 hasta Plaza de Mayo.

Tenemos que lograr la máxima unidad de acción para ir directamente contra Macri, el responsable político de la situación que viven los trabajadores. Magnetto cierra y despide con el aval que por acción u omisión le brindan Triaca y Macri. Una pérfida sociedad entre el gobierno y las patronales avalando el cierre y los despidos truchos de Clarín y la falta de pago de la quincena.

Vilma Ripoll en el plenario

Como planteamos en el plenario, la bronca popular y la conflictividad social obligaron al gobierno a retroceder en chancletas en temas claves como jubilaciones y correo. Los bancarios, lanzando un paro de 72 hs, derrotaron el chaleco que el gobierno pretendía poner sobre su paritaria. Todo ello configura un marco propicio para el conflicto de AGR e indica que se puede ganar. A condición de profundizar las medidas y desplegar la mayor unidad de acción para derrotar al gobierno y la patronal.

Por una columna del clasismo y la izquierda en la marcha del 6

En el Plenario también se debatió una propuesta realizada por nuestro compañero Guillermo Pacagnini en nombre de nuestra corriente. En el marco del llamado a ganar las calles los días 6,7 y 8 de marzo hubo acuerdo en conformar un polo del clasismo combativo y la izquierda en la marcha convocada por la CGT para el día 7. Tiene que ser un nuevo hito en el camino de fortalecer el reclamo a CGT y CTA por paro nacional y plan de lucha ya.

Guillermo Pacagnini en el plenario

La lucha de AGR que ya tiene más de un mes sigue contando con la solidaridad de los trabajadores y el pueblo, manifestada en las acciones, en el acampe y en la continuidad del fondo de huelga.

Y va camino a ser parte de otras luchas en curso por romper el techo salarial del 18%, como lograron los bancarios y para la cual se preparan los docentes. La lucha nacional de los docentes el 6, la convocatoria de la CGT el 7 y el paro y movilización internacional de mujeres del 8 de marzo son también una bocanada de aire fresco para los obreros gráficos en lucha.

Desde el MST en Izquierda al Frente, vamos a seguir estando codo a codo con la heroica lucha de AGR, porque si ganan ellos, ganamos todos.

Activo y con plan de lucha: Concretar el Paro Nacional

La CGT lo anunció y ambas CTA lo convocaron y plantearon concretarlo con o sin la CGT. Hay que ponerle fecha ya y prepararlo desde abajo para pararle la mano a Macri y los gobernadores.

Escribe Guillermo Pacagnini

Hace 14 meses que Macri y los gobernadores despliegan un duro ajuste sobre el pueblo trabajador y el paro nacional brilla por su ausencia. No fue por falta de disposición de los trabajadores a la lucha. Al contrario: las tenaces luchas desplegadas -aunque aisladas- y con el único apoyo del sindicalismo combativo y la izquierda, le impidieron aplicar el ajuste en toda su magnitud. Aun así, el precio por la complicidad de la burocracia sindical con Macri y las patronales se paga con miles de despidos, suspensiones, deterioro del salario y empobrecimiento general. El pacto de fin de año, bendecido por el Papa, fue la consumación de esa entrega.
¿Por qué el giro actual? Hay factores concurrentes, como los vaivenes en los pagos prometidos de la plata de las obras sociales, las presiones de algunos sectores empresariales para conseguir medidas sectoriales, la cercanía de las elecciones y la acción del massismo y el PJ que están detrás de esos dirigentes. Pero sobre todo en sus propios gremios sienten la presión de un amplio descontento obrero y popular por los despidos, el tope salarial del 18%, la inflación y los nuevos tarifazos. Y los conflictos en curso los obligan a decir que “algo hay que hacer”.
Las medidas son tardías e inciertas. Muchos sectores venimos reclamando que se adelante la marcha y ya se le ponga fecha al paro. No se puede confiar ni un milímetro en dirigentes que le dieron tregua al gobierno y que, habiendo prometido varias veces un paro si el gobierno vetaba la ley antidespidos, utilizaron la masiva marcha del pasado 29 de abril para descomprimir, frustrar las expectativas de muchos y dejar pasar los despidos y el ajuste. Así no va más. La movilización del 7 debe ser el primer paso de un plan de lucha y un paro activo nacional con continuidad, que es lo que necesitamos para pararle la mano a Macri.

Unificar las medidas del 6, 7 y 8M

Mientras pechamos por el paro general, hay que preparar con fuerza el 6, 7 y 8 de marzo contra Macri. Si esos tres días de lucha salen con fuerza, el 6 con los docentes, el 7 con el conjunto de trabajadores y el 8 con las mujeres, le daremos un fuerte golpe a Macri, fortaleceremos las luchas en curso y estaremos en mejores condiciones para empujar el paro general.
Los docentes tienen planteado el no inicio con paro y los gremios de CGT/CTA llaman a una marcha nacional educativa. La oposición combativa exige que se concrete el paro docente. La FeSProSa resolvió un paro nacional de salud para el 6 y 7 y llama a unificar las medidas de docentes y estatales. La reunión conjunta de la CTA Micheli y la CTA Yasky resolvió movilizar los tres días.
Hay que lograr que se unifiquen esas 72 horas de lucha. No puede pasar como el año pasado, en que docentes y estatales marcharon separados. Hay que rechazar toda maniobra divisionista. La conducción nacional de ATE también debe llamar a parar y unificar durante los tres días.

Un pliego conjunto de reclamos

El programa a reclamar tiene que ser claro. Necesitamos un pliego único que comience por apoyar todos los conflictos, rechace el ajuste, la flexibilización y los despidos, empezando por la reincorporación de todos los compañeros de AGR Clarín.
Estos puntos deben ser parte de un plan de emergencia para que la crisis la paguen los de arriba y no el pueblo trabajador. Se necesita un aumento de salarios, jubilaciones y planes sociales actualizados según inflación. Habría que prohibir por ley los despidos y suspensiones, repartir las horas de trabajo, abrir los libros contables y nacionalizar toda empresa que cierre o despida. Y anular los tarifazos y reestatizar los servicios con control social, repudiar la deuda externa e imponer impuestos progresivos para que la crisis la paguen las corporaciones, entre otras medidas.

Hacia el paro y plan de lucha

 

Desde la Corriente Sindical del MST y nuestras agrupaciones llamamos a los trabajadores a garantizar los tres días de lucha convocados y a reclamar el paro nacional. Las CTA definieron dirigirse a la CGT, pero si ésta recula igual hacer el paro.
Para pararle la mano a Macri y los capitalistas necesitamos ponerle fecha y que el paro sea unitario, articulando con la izquierda, el sindicalismo clasista y los movimientos sociales. Y tiene que ser un paro nacional activo, con movilización a Plaza de Mayo y en todo el país. Y debe tener continuidad, con un plan de lucha discutido y votado en las bases hasta derrotar el ajuste.
Proponemos hacer reuniones de activistas, asambleas, consultas y plenarios en todos los gremios para exigir que se concrete el paro, sin la menor confianza en las cúpulas burocráticas y tomando la preparación en nuestras manos. A la vez proponemos, en el marco de la más amplia unidad de acción para que la marcha del 7 sea masiva, una columna unificada del sindicalismo clasista y de izquierda.

Sobre la marcha y el paro anunciados por la CGT

La CGT unificada acaba de anunciar una marcha al Ministerio de Producción el 7 del mes próximo y un paro nacional sin fecha, que sería para la segunda quincena de marzo.

escribe Guillermo Pacagnini

Los dirigentes cegetistas se reunieron y se mostraron críticos por los incumplimientos del famoso pacto de fines de 2016 que supuestamente garantizaría frenar despidos y suspensiones hasta marzo y el pago del bono de fin de año de $2000. Asimismo el triunvirato anunció que abandonará esa instancia de negociación con el Gobierno y las principales cámaras patronales.

“Hubo mucho compromiso, pero no asumieron ninguno. Empresarios y el gobierno están jugando en conjunto y eso va en contra de los trabajadores”, tardío descubrimiento de Héctor Daer o más bien un reconocimiento fáctico de que vendieron humo cuando publicitaron con bombos y platillos su negociación. Una verdadera confesión de parte, que denunciamos en su momento, que no se podía confiar en las bondades de los empresarios sin obligarlos por ley a no despedir ni suspender y que el bono miserable que sepultó la reapertura de las paritarias lo iba a cobrar una minoría. Así sucedió.

“Ya no hay tiempo para el diálogo”, dijo el dirigente de la sanidad, claro que se acordó un poco tarde cuando sólo en el último mes se han registrado más de 2000 despidos en el sector privado.

Medidas tardías e inciertas

Hace 14 meses que Macri y los gobernadores despliegan un duro ajuste sobre el pueblo trabajador y no hubo ningún paro nacional. La CGT se puso al servicio de garantizarle al gobierno un clima de gobernabilidad, antes y después de unificarse. No fue por falta de disposición a la lucha de los trabajadores que el paro no se realizó. Por el contrario, las tenaces luchas desplegadas por los trabajadores aunque aisladas y con el único apoyo del sindicalismo combativo y la izquierda, le impidieron aplicar el ajuste en toda su magnitud. Aún así, miles de despidos, suspensiones y deterioro del nivel de vida, fue el precio por la connivencia de los dirigentes sindicales con el gobierno y los patrones. El pacto de fin de año, bendecido por la Iglesia, fue la consumación de esta entrega.

¿Por qué este giro? Sin lugar a dudas hay factores concurrentes, como los vaivenes en los pagos prometidos de la plata de las obras sociales, las presiones de algunos sectores empresariales para conseguir algunas medidas económicas sectoriales, la proximidad del año electoral y los sectores del massismo y el PJ que están detrás de estos dirigentes. Pero fundamentalmente sienten la presión en sus propios gremios de un amplio descontento  obrero y popular por la ola de despidos, los topes salariales del 18%, la inflación galopante y los  nuevos tarifazos. Y los conflictos crecientes en curso que los obligan a decir que “algo hay que hacer”.

Ahora llaman a una marcha para dentro de un mes y un paro sin fecha. Hay que reclamar que se adelante la marcha y se le ponga fecha al paro. Sabemos que no se puede confiar en estos dirigentes que le han dando tregua al gobierno y que, habiendo prometido varias veces un paro si el gobierno vetaba la ley antidespidos, utilizaron la masiva movilización del 29 de abril del año pasado para descomprimir y llamarse a silencio, frustrando las expectativas de muchos y dejando que los despidos se profundizaran y siguiera el ajuste. Esta vez no puede ser igual. La movilización tiene que ser el primer paso de un plan de lucha y un paro activo nacional con continuidad, que es lo que se necesita para pararle la mano a Macri.

La marcha y el paro tienen que tener un programa claro

Tampoco los dirigentes aclararon qué se va a reclamar. Se necesita elaborar un pliego de reclamos que rechace el ajuste, la flexibilización y los despidos de Macri, las patronales y los gobernadores y que incluya las demandas de todos los sectores obreros y populares. Comenzando por apoyar y unir los conflictos en curso. Y por los reclamos más urgentes de paritarias sin techo, cese de despidos y suspensiones y anulación de los tarifazos. Hay que marchar y parar para que se reincorpore hasta el último de los compañeros de AGR Clarín. Este tiene que ser un centro importante. La CGT ha dejado solo este conflicto, los dirigentes de la Federación Gráfica de la Corriente Federal también, la CTA de Yasky que se había comprometido expresamente a marchar el 3/2, se borró sin explicaciones.

Estos reclamos más urgentes deben ser parte de un plan de emergencia para que la crisis la paguen los de arriba y no los trabajadores y el pueblo. Se necesita un aumento general de salarios, jubilaciones y planes sociales actualizados automáticamente según inflación. Hay que promover prohibir por ley los despidos y suspensiones, apertura de los libros, reparto de las horas de trabajo y nacionalización de toda empresa que cierre o despida. Hay que reclamar la anulación de los tarifazos y la reestatización de los servicios con control social, repudiar la deuda y aplicar impuestos progresivos para que la crisis la paguen las corporaciones, entre otras medidas.

Ponerle fecha a un paro activo y plan de lucha de todas las centrales

Desde la Corriente Sindical del MST y todas nuestras agrupaciones estatales y del sector privado llamamos a los trabajadores a reclamar la inmediata concreción de la marcha y el paro. Que no termine en una nueva amenaza de estos dirigentes con el objetivo de descomprimir y después no desarrollar la lucha.

En primer lugar hay que reclamar que la marcha se adelante y sea unitaria de todos los sectores. Los estatales, los docentes y otros sectores han anunciado distintas marchas en preparación que hay que unificar. La marcha tiene que ser unitaria de todas las centrales, de la CGT y las CTA.  Y hay que ponerle fecha al paro. Tiene que ser convocado por todas las centrales obreras, articulando con la izquierda, el sindicalismo clasista y los movimientos sociales. Y no puede ser dominguero. Tiene que ser un gran paro nacional activo, con movilización a Plaza de Mayo y acciones callejeras en todo el país.

Y tiene que tener continuidad con un plan de lucha discutido y votado en la base para avanzar en derrotar el ajuste. Por ello llamamos a realizar reuniones de activistas, asambleas, consultas y plenarios en todos los gremios, para que se debata la exigencia de concretar el paro, sin depositar la menor confianza en los dirigentes burocráticos y tomando la preparación en nuestras manos.

Brindis Macri-CGT – Traidores: ¡son “un ancla” contra los trabajadores!

En la quinta de Olivos, Macri y los jerarcas de la CGT se juntaron a celebrar. ¿Qué festejaron? ¿Un aumento general de salarios y jubilaciones? ¿La eliminación del impuesto al salario? ¿La creación de empleo o el fin de los despidos? ¿Más presupuesto para el CONICET, educación y salud…? No. Nada de eso.

Como se informó oficialmente, Macri los recibió para “agradecerles por Ganancias”. Y los elogió ante los que quieren “rifar todo lo que hicimos este año…”. En medio del brindis y acompañado por el también antiobrero ministro de Trabajo, Triaca, el presidente se fue en elogios, dijo que los sindicalistas “son más racionales” y les pidió que sean «un ancla de responsabilidad».

¿Responsabilidad? En la calle le dicen traición… Porque todo el año entregaron conquistas y fueron funcionales al ajuste macrista. Amagaron con el paro y arrugaron cuando Macri vetó la ley antidespidos. Cambiaron la reapertura de paritarias por un bono miserable. Y, ante la discusión de Ganancias, cuando el gobierno estaba contra las cuerdas, volvieron a pactar por migajas y aceptar que los trabajadores sigan pagando ese injusto impuesto. Mientras se niegan a poner impuestos a las megamineras o a los que especulan en la bolsa o la timba financiera. ¡Otro escándalo por el que no tienen empacho en brindar!

Macri aprovechó para pedirles nuevas muestras de claudicación al adelantarles que para el año próximo deben seguir hablando de “productividad” y de cómo «algunos convenios laborales espantan a los inversores». Es decir, ir por más conquistas obreras para beneficiar a las empresas y corporaciones que estos burócratas podridos de la CGT se muestran dispuestos a entregar.

“Anclaron” todo el año la convocatoria a paro

Como informa la prensa, lo reconocieron al recordarles a Macri y a Triaca que ellos habían evitado todo el año hacer un paro general, pese a la presión de las bases. ¡No tienen vergüenza! Es hora de echar a patadas a estos burócratas, atornillados desde hace décadas en los sillones de los gremios y la CGT. Y dar paso a los nuevos dirigentes que surgen en las luchas, se destacan en las asambleas y plenarios, y se ponen al frente de los reclamos que estos “dirigentes” entregan sin descaro.

¿Qué festejan? Si “todo lo que hicimos este año” como dice Macri, fue mantener el impuesto al salario,  mientras eliminó impuestos a los pooles sojeros, la megaminería y grandes empresarios. Elevó a 200 mil los despidos; pagaron a los fondos buitres; aumentaron las tarifas y la pobreza a 1,5 millones de argentinos; llevó la inflación al 45% anual y pechó por salarios a la baja; además de votar presupuestos del 2016 y 2017 de ajuste en salud, empleo, vivienda o educación.

Nada de esto lo pudo hacer sólo. Por eso Macri agradece a los burócratas de la CGT. Al estar en minoría en el Congreso o en la provincia de Buenos Aires, necesitó del aval del massismo, el PJ-FPY, el PS y hasta el GEN de Stolbitzer para aprobar todas sus leyes de ajuste. La burocracia se llevó el premio y Macri se los quiso reconocer.

Basta de burocracia. Hace falta una nueva dirección

El 20 de diciembre, a 15 años del Argentinazo, volvimos a marchar a Plaza de Mayo los sectores sindicales clasistas y la izquierda. Delegados y dirigentes de comisiones internas, sindicatos y agrupaciones de trabajadores estatales y privados que hemos desalojado a la burocracia de diversos sectores. Un nuevo paso unitario y de lucha que debemos continuar y profundizar. Para poder terminar de echar a patadas a los jerarcas traidores y enriquecidos con la plata de los trabajadores, las coimas patronales o los millones de las obras sociales, necesitamos apoyar y fortalecer a esos nuevos dirigentes que surgen.

Vamos a un 2017 donde el gobierno va a volver a la carga con lo que no pudo concretar y a intentar nuevos ajustes. Junto a reclamar por el salario, en defensa de las fuentes de trabajo y las conquistas logradas, es necesario luchar por un plan económico de emergencia obrero y popular. Y un nuevo modelo sindical que impulse el apoyo y la coordinación genuina de los conflictos. Que reclame la derogación de la ley de asociaciones sindicales para terminar con los dirigentes eternos y la intromisión del gobierno en la vida sindical.

Por la plena democracia gremial, donde la base decida todo. Por la integración proporcional de todas las corrientes en las listas y en las conducciones de los sindicatos y seccionales. Y para terminar con los privilegios con la revocatoria del cargo cuando no cumplan, traicionen o haya corrupción, fijando que haya dos mandatos y luego se vuelva a trabajar, además del control de la base sobre las finanzas sindicales.

Para avanzar hay que superar un escollo: la dispersión del clasismo y los sectores combativos. Desde nuestra corriente venimos bregando por la convocatoria a un gran plenario unitario de todo el sindicalismo clasista y de izquierda, alrededor de un programa antigubernamental, antipatronal y antiburocrático. Este sería un paso clave para apoyar las luchas, ayudar a los nuevos dirigentes, impulsar listas unitarias, organizar acciones. Lamentablemente las fuerzas integrantes del FIT se vienen negando. Su política sectaria y divisionista es responsable que el mismo no se pueda concretar. Las marchas unitarias de la izquierda clasista realizadas durante este año deberían ser pasos a continuar y profundizar. Hacia una nueva dirección clasista y antiburocrática en el movimiento obrero. Trabajamos para ello desde la Corriente Sindical del MST.

Francisco Torres – Guillermo Pacagnini

Corriente Sindical del MST

Un año de resistencia y organización. Clase trabajadora: hora de balance

Termina 2016. El año debut de Macri y su intento de aplicar un ajuste ortodoxo para «normalizar» el país. Termina mal y cuestionado. Desde abajo le pusimos palos en la rueda a su plan. Mientras, vamos avanzando en la nueva dirección clasista que se necesita.

Escribe Guillermo Pacagnini

Apenas asumió, el gobierno de Macri desplegó un ataque global contra el movimiento obrero, funcional a la estrategia de las multinacionales norteamericanas de recuperar terreno competitivo y a la del FMI de reinsertar al país en el circuito usurero de la deuda. Para ello había que disminuir el déficit fiscal a costa de los presupuestos sociales y las plantas de estatales. Y reducir el «costo laboral» con salarios a la baja, flexibilización y eliminación de conquistas, incluyendo revisión de los convenios y despojo del fuero laboral. Además de contar con los servicios de la burocracia sindical, prepararon un plan de contingencia con protocolo y otras medidas represivas y limitantes de la libertad sindical. El movimiento obrero protagonizó uno de los años de mayor conflictividad, les arruinó la fiesta y amortiguó en parte los efectos de una crisis que quieren descargar hacia abajo. Si el ajuste no fue derrotado, es porque la traición de la burocracia evitó que confluyeran las luchas en un paro nacional. Por eso en este año también aumentó el descrédito y la bronca con los dirigentes sindicales tradicionales y comenzó a cobrar impulso un nuevo proceso de recambio sindical desde abajo expresado en nuevos delegados y organismos sindicales recuperados.

Conflictividad récord y el gobierno, recalculando

Primero fueron los despidos en el estado nacional y los municipios, encubiertos como cese de contratos. La resistencia fue importante y planta del estado no logró reducirse como lo habían planificado. Luego en el sector privado con una oleada de suspensiones y reprogramaciones productivas, facilitada por la burocracia con la secuela de una destrucción neta de 200.000 puestos de trabajo.
La segunda política fue el techo salarial y el condicionamiento a las paritarias. Los centenares de conflictos llevaron a superar el techo y llevar los aumentos a un promedio de 31%. La tercera pata del ajuste inicial fueron los tarifazos y recortes presupuestarios que aplicaron sobre la población en general. Que generaron un amplio rechazo que obligó a bajar su intensidad.
La respuesta fue temprana y global. Las marchas de trabajadores como la del 24 de febrero de estatales, del 29 de abril de las «cinco centrales», la Federal de agosto, la marcha de la comunidad educativa, la concentración estatal frente a la gobernación de Vidal de mayo (la mayor de la década), el ruidazo contra los tarifazos, y el paro de mujeres, demostraron que cuando hay un polo convocante las respuestas son masivas. El gran problema no fue la falta de disposición a la pelea, como arengaban algunos dirigentes, sino la dirección que traiciona, regula o aisla los conflictos, pacta con el gobierno y aborta las peleas centralizadas. Ese fue el factor que le dio aire al gobierno y las patronales. Pero a la vez generó bronca, ruptura y realimentó el proceso de recambio sindical desde la base. Si se hubiera logrado una lucha centralizada y nacional, un paro nacional con un plan de lucha y medidas escalonadas, el ajuste se podría haber derrotado.

Está cambiando el mapa sindical

El nuevo período abierto con el cambio del gobierno también trajo aparejada una modificación importante del mapa sindical. La derrota y la debacle del proyecto kirchnerista ha acelerado la crisis de la burocracia sindical. sobre todo la ruptura por la base que dinamiza de nuevo el proceso de recambio sindical.
La novedad ha sido la unificación de la CGT. Funcional al «acuerdo social» pero también para cerrar filas ante el proceso de renovación que surge desde abajo. Esta unidad de los triunviros no significa fortaleza y, si bien alejaron la posibilidad del paro nacional, acumularon mayor crisis con la base. Las CTAs si bien han impulsado algunas iniciativas unitarias correctas, no aparecen como el lugar donde el activismo joven y rebelde que germina en la raíz de los conflictos se empiece a aglutinar. La nueva división de la CTA/A y la galopante crisis de ATE, de la mano de la división geométrica de de las «verdes», han dificultado seriamente el desarrollo de la lucha, pero a la vez han empujado a un nuevo recambio, como el que sucede en diversas juntas internas de ATE. Todo indica que la crisis de la burocracia va a seguir profundizándose. La tensión de los combates por venir va de la mano de lograr una nueva dirección. El ministro Triaca: dijo «Tocamos temas sindicales que parecían vacas sagradas». Se refería a la traición del burócrata Pereyra, que firmó un convenio de flexibilización. Van a insistir en liquidar convenios y eliminar conquistas y habrá que resistir.

Una nueva oportunidad

Con la salida del kirrchnerismo del poder, se debilitó un factor clave que había atemperado el proceso de recambio de dirección abierto con el argentinazo de 2001. No sólo porque acelara la crisis de la burocracia sindical peronista, sino porque se descongelan y dinamizan nuevos fenómenos de recuperación sindical. Aunque se visibilice con más claridad en el activismo joven y rebelde que surge en los gremios más dinámicos, hay expresiones de nueva dirección en el conjunto del movimiento obrero. El gremio docente, donde más ha venido avanzando la recuperación de terreno a la burocracia, ha dado nuevas muestras de vitalidad. La inacción de la Celeste y el capital acumulado de la oposición son un buen aliciente para encarar las elecciones de Suteba y CETERA de 2017. Los avances de Alternativa Docente, que conquistó la secretaría gremial en ADEMyS, muestran la otra cara de esta pelea: la necesidad de que las nuevas direcciones practiquen un nuevo modelo sindical democrático y no reproduzcan rasgos burocráticos del viejo modelo que hay que comatir y desterrar, como muchas veces hacen las fuerzas integrantes del FIT. Así como el nuevo cuerpo de delegados de ADOSAC Río Gallegos, reflejando la necesidad de una amplia unidad de la izquierda clasista. El nutrido activo que se refleja en los estatales, las juntas internas combativas como las del ENRE y la Subsecretaría de Trabajo, los nuevos delegados del INTI o el triunfo en Cultura, son datos más que representativos. El fortalecimiento de nuestra agrupación Alternativa Estatal es parte de este viento de cambio. También en el gremio de Salud, uno de los que más ha luchado de la mano de la consolidación de la CICOP, la UTS de Córdoba, el nuevo cuerpo de delegados del SUTECBA del Htal. Ramos Mejía y el nuevo sindicato del Hospital Moyano. También en el sector privado como la Lista Bordó de la Sanidad que ha extendido la oposición al sindicato de Daer, uno de los triunviros cegetistas. La profundidad del proceso coloca que esté abiero en los gremios del estratégico proletariado industrial. La recuperación del SUTNA nacional y la lista roja de la Carne apuntan en ese sentido. Son los primeros y fructíferos pasos de una nueva oportunidad de ganar nuevos delegados, internas y hasta sindicatos en el camino de forjar la nueva dirección que se necesita.

Los desafíos para 2017

Vamos a un año de nuevos enfrentamientos. Será necesaria la mayor unidad de acción para derrotar el ajuste de Macri y los gobernadores. Siempre manteniendo la independencia política y organizativa y priorizamos, dentro de estos marcos de confluencia, la lunidad con los sectores combativos, clasistas y de izquierda.
Junto a las reivindicaciones de coyuntura, habrá que plantear la necesidad de un plan alternativo obrero y popular. Y la propuesta de un nuevo modelo sindical democrático y para la lucha. Planteando la derogación de la ley de asociaciones sindicales, la más irrestructa democracia sindical, que la basedecida todo, la integración proporcional de todas las corrientes de opinión en listas y organismos, la revocatoria, la no reelegibilidad, las finanzas controladas por la base y la coordinación genuina.
Proponemos como prioritario un gran plenario unitario de todo el sindicalismo clasista y de izquierda, que acuerde con un programa antiburiocrático y con una integración consensuada en todas sus instancias (mesa, oradores, etc). Es un paso clave para apoyar las luchas, ayudar a los nuevos dirigentes, impulsar listas unitarias, organizar acciones. Rechazando la política sectaria y divisionista de las fuerzas del FIT que se vienen negando a ello. Las marchas unitarias de la izquierda clasista como la del 9 de agosto y la convocada a los 15 años del argentinazo, son pasos que hay que continuar. Hacia una nueva dirección clasista y antiburocrática en el movimiento obrero. Desde la Corriente Sindical del MST, trabajaremos en ese sentido.

Guillermo Pacagnini

 

Conferencia de prensa: “El 20 marchamos a Plaza de Mayo en rechazo al ajuste y la tregua”

Mañana viernes 16, a las 8 hs en la sede de ADEMyS, se realizará una conferencia de prensa para anunciar la movilización unitaria del sindicalismo clasista y la izquierda. Guillermo Pacagnini, Coordinador de la Corriente Sindical del MST y Secretario General de la CICOP, que será parte de la conferencia, dijo: “Convocamos a movilizar masivamente en rechazo el ajuste de Macri, las patronales y los gobernadores. Estaremos en la calle los sectores que no entramos en la vergonzosa tregua firmada por la burocracia cegetista y algunos movimientos sociales con el gobierno, patrocinada por la Iglesia y aplaudida por la oposición del PJ y Massa”.

Pacagnini agregó: “También marcharemos en el 15° aniversario del Argentinazo de diciembre de 2001, reivindicando esa gesta que fue una bisagra en nuestra historia reciente. Que cuestionó a la vieja política y colocó demandas de cambios de fondo que hoy se reactivan, como la necesidad de poner en pie una nueva dirección clasista y democrática en el movimiento obrero y una nueva alternativa de izquierda”.

CONFERENCIA  DE PRENSA, VIERNES 16 A LAS 8 HORAS, EN LA SEDE DE ADEMYS (SOLIS 823. CABA)

Contacto: Guillermo Pacagnini 1168150137 // 1156096802

UPCN transó con Vidal: Un acuerdo bochornoso

Con bombos y platillos, la gobernadora Vidal salió a anunciar un acuerdo salarial para los trabajadores estatales que abarca el último trimestre de este año y todo el 2017. El acuerdo paritario, que fue presentado como inédito y ejemplar, pretenden que sea testigo para las próximas negociaciones.

Viene con una etiqueta presuntamente atractiva: 18% para todo el año próximo con  una cláusula de revisión que “actualizaría” el salario en el caso que se desfase. Pero la realidad es otra: el aumento para el tramo final de este año es del 2,9% y el año próximo está dividido en cuatro cuotas del 4,5% (enero, abril, julio y octubre). La verdad asoma dolorosa: el aumento real, anualizado, al fragmentarse apenas superaría el 11%. Muy por debajo de la inflación proyectada por el gobierno del 17%, cuando la consultora más optimista calcula que la misma va a tener un piso del 25 al 30%.

La paritaria fue una absoluta ficción. El acuerdo se tejió tras bambalinas, a espaldas de los trabajadores, entre los dirigentes de UPCN y FEGEPBA (Salud Pública/FATSA, Rentas, Auxiliares, entre otros) con los ministros de Trabajo y Economía y festejado con la propia Vidal (ver foto). La reunión posterior parecía una escribanía: impusieron el “acuerdo” sin más trámite con el 68% de los votos amparados en el carácter antidemocrático del mecanismo paritario. CICOP, ATE y otros sindicatos menores votaron en contra.

Las razones del acuerdo

En primer lugar es un acuerdo al servicio de colocar a la baja el salario de los estatales como variable de ajuste al servicio de “sanear las cuentas de la provincia”. Está en el marco del presupuesto 2017 que se está discutiendo en la Legislatura que, entre otras premisas de ajuste, rebaja los presupuestos de salud y educación, aumenta el impuesto inmobiliario para el pueblo bonaerense e imprime un salto cualitativo en el endeudamiento de la provincia, que se mete en el circuito usurero de la deuda pública y externa.

En segundo lugar la burocracia ha firmado una cláusula de paz social encubierta, al suprimir la paritaria durante todo el año 2017, garantizándole la tranquilidad que necesita la gobernadora en un año electoral. No es casual que Vidal haya reformulado en trámite sumario la ley de ministerios. Para recomponer su desgastado gabinete y porque las “obras públicas“ no aparecen, pese a los profusos anuncios financiados por el bolsillo de los bonaerenses.

En tercer lugar intentan que obre como acuerdo testigo para los sindicatos que deben encarar sus discusiones salariales. La traición de los dirigentes firmantes, que jamás convocan a asambleas ni realizan medidas,  es la misma que se dio en la primera paritaria del año cuando aceptaron un mísero 15%.

Para romper este cepo, va a ser necesario un plan de lucha conjunto de los gremios que no firmaron. Los antecedentes no son buenos. La Celeste de SUTEBA, pese al desfasaje salarial, no organizó la lucha por la reapertura. Y nunca estuvo en su voluntad, como tampoco en la de los dirigentes de ATE, poner el centro en un plan de lucha provincial de todos los gremios docentes y estatales. Inclusive judiciales que sostuvo una dura lucha durante el primer semestre, lamentablemente levantó el paro de 48 horas de manera imprevista. CICOP, que mantuvo su lucha durante el año con asambleas y congresos con mandato de base, ha planteado la necesidad de la coordinación.

 

Plan de lucha coordinado

Si se quiere arrancar una recomposición antes de fin de año y romper el cepo salarial de Vidal, hay que coordinar ya una acción conjunta de ATE, Judiciales, SUTEBA y el Frente Gremial junto a la CICOP que está convocando ya a un congreso. Con medidas escalonadas para reclamar un aumento que lleve el salario al valor de la canasta real, en una sola cuota y actualizado automáticamente por la inflación real. Plata hay. Suspendiendo los pagos e la fraudulenta deuda pública, vieja y nueva, recuperando la coparticipación, y fundamentalmente gravando a los que más tienen en la provincia que no ponen un peso para los servicios públicos y las necesidades populares. Convocamos a discutir esta propuesta en reuniones de activistas y organizando o reclamando asambleas y plenarios para debatir y decidir.

06/12/2016

Alternativa Estatal

Corriente Sindical del MST

 

¿Ley Banelco estilo Macri? Vienen por los convenios laborales

Después del cepo al salario, el cierre de las paritarias, las suspensiones y despidos, Macri y las patronales quieren avanzar sobre los convenios. La burocracia de nuevo se pone a su servicio.

Acto en la carpa congreso

escribe Guillermo Pacagnini

Macri, en una disertación sobre modernización y con todo cinismo, dijo hace pocos días que hay que “renovar la dirigencia sindical”. Pero su alusión a los sindicatos era sólo un barniz del verdadero anuncio: que hay que “revisar todos los convenios laborales” para adaptarlos “al siglo XXI”. “Al aferrarnos a esos convenios debilitamos los puestos de trabajo… No podemos seguir aplicando convenios del siglo XX”.

Bajar el costo laboral

Junto a atacar el salario y reducir los planteles, pretender más flexibilización laboral suma a la estrategia de bajar el costo laboral. Un ariete para que la crisis la paguemos los trabajadores y al servicio del objetivo de las multinacionales yanquis de recuperar terreno en Latinoamérica y lograr mano de obra más barata y “competitiva” para su disputa de piratas con los BRICs, en especial China.
No es la campaña de grandes medios como Clarín y sobre todo La Nación: desde que subió Macri editorializan en esa línea: “Un cambio indispensable en las relaciones laborales”, piden, y “asignar preferencia a los acuerdos laborales de nivel menor”, o sea fragmentar en nuevos acuerdos por empresa y a la baja. “Debe eliminarse la obligatoriedad de la homologación”, o sea dejar librado todo a la voluntad de las patronales. La Nación reclama beneficios a las patronales por generar empleo, eliminar las indemnizaciones por despido y que “la negociación de salarios y condiciones de trabajo tenga en consideración la productividad y los límites y posibilidades de cada empresa”… “flexibilizar y facilitar la contratación” (julio 2016).

La reforma de Macri

La resistencia a los despidos, topes salariales y tarifazos con cientos de conflictos laborales y marchas le indicó a Macri que hará lo que pueda, no lo que quiera. Esta inestabilidad preocupó a las corporaciones y a la inspección del FMI, que quieren que Macri cumpla y avance. Saben que no será fácil una reforma de shock como la de Menem y otra Ley Banelco con coimas como la de De la Rúa.
En esos tiempos lograron avanzar con la polifuncionalidad, quitando conquistas y eliminando la ultraactividad, es decir la vigencia de los convenios favorables al trabajador si vencieron y no hay acuerdo paritario de renovación. En 2004 se votó una nueva ley, no por concesión del kirchnerismo sino arrancada con la lucha obrera. Si bien formalmente se derogó la Ley Banelco, en realidad fue una reforma a esa ley con la puesta en vigencia de los convenios colectivos y las paritarias. Encima, después aprobaron una ley de riesgos de trabajo totalmente regresiva y a la medida de los negociados patronales.
Hoy la situación es distinta, el movimiento obrero resiste y la relación de fuerzas no es desfavorable como luego de las derrotas de principios de los ’90. Por eso el gobierno, si bien está decidido a avanzar y necesita hacerlo, debe adecuar su táctica.

Las medidas que preparan

El ataque oficial al fuero laboral ha merecido una amplia movilización de dirigentes sindicales y abogados laboralistas. Macri fue claro al pedir “una justicia laboral más equitativa, no tan volcada a encontrarle siempre la razón a una parte”.
Además busca aprobar una reforma de la reaccionaria ley de ART que permita sumar más requisitos para que los trabajadores puedan hacer juicios por accidentes laborales.
A su vez, habiendo ensayado con el “primer empleo joven” precarizador, pretenden empezar a probar una batería de medidas. Quieren hacerlo con un caso testigo de convenio flexible y ha elegido, con aval de la burocracia, al gremio de los petroleros privados. En Neuquén, la burocracia, los empresarios y el gobierno nacional acordaron -junto a reducir los planteles- un esquema de jubilaciones anticipadas, rotar personal, intensificar el control de ausentismo, trabajo nocturno y reducir las cuadrillas para mejorar los saldos de rentabilidad, según un acuerdo de agosto. En octubre avanzaron con estas pautas en un nuevo convenio colectivo en Vaca Muerta, que los petroleros catalogan como el inicio encubierto de la flexibilización laboral. El dirigente Pereyra, también diputado del partido patronal MPN, fue parte de ese convenio que incluye el pago de salarios por productividad.

Defender las conquistas

No podemos permitir que estos primeros pasos se consoliden y generalicen. El rechazo a la flexibilización laboral y la defensa de los convenios colectivos y de los mecanismos que, aunque limitados, institucionalizan todos los derechos logrados con la lucha, deben ser incorporados a los pliegos de reclamo de los conflictos. Preparar el paro nacional y plan de lucha sigue siendo la tarea pendiente para enfrentar y derrotar esta política antiobrera.

pereyramacri

Pereyra y Macri se abrazan