Se viene un año de reclamos
Más allá de la coyuntura electoral del año que termina y de la postal de la crisis internacional, los trabajadores seguimos defendiendo nuestro salario y condiciones de trabajo. Se viene un 2012 con un horizonte de mayores conflictos para que la crisis internacional que no nos pasen la factura de la crisis que está llegando.
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Guillermo Pacagnini. Miembro Mesa Nacional de la CTA
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Los trabajadores han mantenido un importante tenor de conflictos durante el año. El sector de mayor actividad siguió siendo el público: docentes, estatales y trabajadores de la salud. Los servicios y el sector industrial vuelven a crecer (ver infografía). Este último de la mano de los petroleros y el sector del transporte que se reactivó en los últimos meses.
Las dos vertientes por donde se comenzó a expresar la crisis van a dinamizar conflictos. Tanto la caída de precios internacionales con su implicancia fiscal que va a llevar a recortes sociales indirectos o directos, como la retracción industrial, con reprogramaciones productivas y laborales, suspensiones y despidos.
Por lo tanto, las tendencias hacia el 2012 marcan que van a crecer 4 frentes de enfrentamiento con patronales y gobierno: la pelea salarial, contra la precarización, en defensa de la fuente de trabajo y contra la criminalización.
Cambios en el mapa de la burocracia
Ha sido claro el rol de traición de la burocracia en el sostenimiento del gobierno. Pese a ello, ha profundizado su crisis por arriba y por la base. y varios de sus históricos referentes están presos. No son garantía para la “paz social” necesaria para el ajuste.
La llegada de la crisis ahonda las contradicciones entre ellos y con el gobierno. Reflejando roces entre distintos sectores patronales y por la mayor rapiña K sobre las obras sociales para alimentar su caja.
La alianza K- Moyano está cambiando y podría evolucionar a mayores enfrentamientos.
Moyano ahora reclama “participación obrera en las ganancias”, paritarias “sin techo”, el “aumento del mínimo para ganancias”, del salario familiar y por las obras sociales. Cristina redobló la apuesta: pasó a los controladores aéreos a la órbita militar; redujo el aumento acordado por el gremio rural del 35,7% al 25% e incluyó a las obras sociales sindicales en el DNU que reglamenta la ley de las prepagas.
¿Habrá nuevos realineamien-tos? ¿Habrá alguna “medida”? Si la presión por la base aumenta, se le complicará la escena a Cristina, pese a haber sumando a un nuevo alfil, el aplaudidor oficial Hugo Yasky que fracasó en cooptar a toda la CTA como apéndice del proyecto K. Aunque habrá que exigirles que pasen de las palabras a los hechos, no podemos depositar un ápice de confianza en estos dirigentes y tendremos que bregar por el desarrollo de lo nuevo que despunta por la base.
El proceso de recambio sindical en un cruce de caminos
Con la etapa abierta en el 2001 hubo un avance en el proceso de surgimiento de nuevas conducciones: delegados, internas y hasta seccionales. Proceso desigual pero de conjunto, con su punto más alto en docentes, ferroviarios y subte.
Este proceso pasa por un cruce de caminos. Varios de esos sectores al llegar a puestos de conducción, adquirieron métodos burocráticos, dejando de pelear consecuentemente, de consultar a las bases y privilegiando el mantenimiento de sus cargos. Las presiones y cooptaciones han influido sin dudas, pero no han sido lo decisivo. Como ha sido constante en la historia del movimiento obrero argentino la relación con los fenómenos políticos es decisiva. La falta de un polo de referencia ha jugado un papel negativo. Las presiones “sindicalistas” o la adhesión a posiciones y a grupos sectarios de izquierda con posiciones aparatistas, los ha llevado a aislarse del nuevo activismo y a retroceder. Cediendo nuevamente terreno a la burocracia en algunos lugares, como el gremio docente. Una muestra cabal de la necesidad de que los procesos de recambio sindical se acompañen de la pelea por una alternativa política amplia de confluencia desde la izquierda. Estas direcciones, como las docentes de Santa Cruz o Neuquen Capital, tendrán una nueva oportunidad frente a los nuevos conflictos de revertir su retroceso o se luchará para que den paso a nuevas.
La necesidad de avanzar y una nueva oportunidad
La nueva embestida de la crisis plantea otra vez la necesidad de una dirección combativa. A la vez será otra oportunidad para avanzar a partir de una nueva camada de luchadores que despunta, materia prima para ganar nuevos delegados y dirigentes combativos. No puede haber conducciones aptas para la lucha si no practican un nuevo modelo sindical, decidiendo por asamblea, integrando las distintas corrientes de opinión, poniendo sus cargos para que avance el proceso de conjunto.
Ya se preanuncia lo que vendrá como los luchadores jóvenes tercerizados del transporte, sectores estatales y en salud. Las combativas huelgas de salud de Tucumán y Córdoba, ganaron apoyo popular y cuajaron en procesos de organización muy progresivos. La lista 1, conducción de la CTA encabezada por Pablo Micheli, también tiene la oportunidad de avanzar en un polo de coordinación no solamente para motorizar las luchas sino para ayudar a este proceso de recambio sindical. Nuestra corriente sindical, como parte de esta unidad, pero también en otros gremios de la CGT como los del transporte y otros, está empeñada en esta tarea.